martes, 16 de octubre de 2012

Problemas de pareja cuando los hijos NO llegan

Las parejas que tienen problemas para concebir con frecuencia se enfrentan a fuertes depresiones, que en ocasiones llegan a impedir que lleven una vida normal.
Una de cada seis parejas se enfrenta a un problema de infertilidad; tratamientos médicos, naturistas y hasta mágicos se han creado y extendido para atender este problema, pero con frecuencia se olvida que este problema trae para la pareja una gran tristeza y desesperación.


En algunos casos se ha observado que los hombres que sólo empezaron con dificultades hormonales, al adentrase en una fuerte depresión terminan con problemas de impotencia.

"El torbellino emocional de la infertilidad", es como les llama a los sufrimientos de estas parejas Corinne Palatchi, psicóloga del Instituto para el Estudio de la Concepción Humana y responsable de Latinoamérica en materia de salud mental ante la Sociedad Mexicana de Medicina de la Reproducción.
"Desde las parejas que tienen pequeños problemas de obstrucción de vías, hasta las que nacieron sin algún órgano reproductor fundamental como la vagina o los testículos, se ven afectadas psicológicamente, y muchas veces no lo expresan, de ahí la necesidad de crear una atención especializada a estas personas en el terreno interno, además del físico", dijo.
Corinne asegura que el problema comienza cuando las personas piensan que tienen el control sobre su cuerpo, esto, aunado a la presión social que enfrentan los matrimonios para que tengan hijos, son los factores que generan expectativas, las cuales, si no se llegan a cumplir, pueden provocar un fuerte desaliento.
Pero cuando una pareja conoce la noticia de su infertilidad, se presentan varias etapas.
"Primero caen en una crisis de shock y negación, después viene una respuesta a este impacto donde se manifiesta el coraje, la culpa y, en algunos casos, la necesidad de culpabilizar al otro, por último viene el estado de aislamiento ante el mundo, en donde la sensación de incomprensión, enojo, y temor se manifiestan constantemente", explicó la especialista.
Reacción de la mujer
La mujer suele presionarse mucho, ya que la maternidad se concibe como la meta a cumplir en su vida.
"El concebir se plantea como su máxima expresión, esta enfatización ha causado problemas de culpabilidad o en su caso competencia", argumentó Corinne.
La psicóloga comentó que algunas mujeres infértiles que alguna vez tuvieron un aborto, ingirieron drogas o tuvieron relaciones con varias personas, sienten que sus conflictos para poder concebir son un castigo por su pasado.
Estas concepciones, que evidentemente la sociedad fomenta, además de ser completamente erróneas, no ayudan a que las parejas tengan la salud mental necesaria para enfrentarse y combatir su infertilidad, comentó Corinne.
Reacción de los hombres

Los hombres también experimentan sensaciones muy negativas, muchos de ellos ven al acto de concebir como una prueba de virilidad, y se sienten menos al no lograrlo.
"He visto hombres que caen en el alcohol, drogas y que hasta tienen relaciones extra maritales, y todo porque en principio no se enfrentan a la idea de que son infértiles, y en segundo, porque sienten que estas acciones ayudarán a reforzar su masculinidad que, muy equivocadamente, creen devaluada por su problema para procrear", dijo.
De cualquier forma, ambos comportamientos hacen que las relaciones maritales caigan en un círculo vicioso, en el que los reclamos y los llantos sustituyen a la comunicación profunda, que les ayudaría a apoyarse plenamente y compenetrarse.
La experta explicó que es muy común que se altere la vida cotidiana, desde la forma de alimentación y el sueño, hasta las relaciones sexuales y la convivencia con las otras personas.
Sugerencias

Lo primero que una pareja debe de hacer en estos casos es tomar las cosas como una unidad en donde los dos vean por igual su parte en el conflicto, señaló la especialista.
También es conveniente que, si el estado anímico empieza a descender, busquen ayuda especializada.
"El solicitar apoyo emocional nos ayuda a entender nuestras reacciones, a enfrentar los tratamientos médicos, a determinar nuestras prioridades de vida y a examinar opciones de reconstrucción familiar para tomar decisiones sustentadas, de tal forma, nuestra comunicación se verá fortalecida y se disminuirán los malos sentimientos. Lo más importante es lograr que los sentimientos dolorosos no sean los directores de nuestra vida", concluyó.
Fuente: www.terra.es

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